jueves, 2 de junio de 2011

Las comidas

Siempre ha presumido de estar en un peso ideal para su altura. También nos ha contado mil veces como cuando era joven y cogía unos kilos se quedaba dos días sin merendar y volvía a su talla de siempre pero no necesitaba hacer régimen. Además, siempre ha comido mucho dulce, y en verano helado, porque son su pasión pero ni una cosa ni la otra la hacían engordar.

Ya en la tercera edad, defendía que hay que cuidarse y que ella nunca merienda, sólo toma un café. Aunque no era del todo cierto porque ese café solía ir acompañado de alguna galleta o, en verano, fruta o helado.

Ahora no se acuerda ni de lo que es la merienda. A media tarde cuando le sugerimos tomar un café o comer algo suele decir: ‘Ahora?! Yo no tengo hambre’. Pero lo cierto es que todo lo que le pones delante se lo come.

Lo mismo pasa en el desayuno, el almuerzo y la cena. No tiene hambre pero al final come todo lo que le sirvas. Incluso, a veces, cuando termina dice que se siente mejor. Sin embargo, eso no evita que alguna vez piense que aún no ha comido y quiera repetirlo.

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