domingo, 6 de noviembre de 2011

Un torbellino de sobremesa


Desde que comenzó el verano se ha vuelto más perezosa por las mañanas. En un principio pensamos que era por el calor y el clima estival pero ahora el Otoño se muestra en su esplendor y seguimos igual.
Por la mañana, se le pegan las sabanas e incluso algunos días tenemos que llamarla para que no se levante tan tarde. Normalmente, deja la cama y aún en pijama se va a desayunar para después pasar a ducharse y vestirse. Sin embargo, últimamente tras esta rutina quiere volver a dormir. Dice que está aburrida pero si le damos algo para entretenerse tampoco quiere hacerlo excusándose con un ‘luego lo hago’, si intentamos salir a pasear dice que esas no son horas, si le pedimos que nos ayude nos contesta que nosotros podemos solos.
El problema es que se reactiva a partir de las 3 de la tarde. Cuando todos nos tomamos un descanso de sobremesa, cuando todo se calma por unos minutos, es cuando ella quiere hacer cosas. A esas horas comienza a dar vueltas por la casa, quiere cocinar, barrer los patios, cambiarse de ropa, que quienes se están relajando porque madrugaron se levanten o se vayan a trabajar, mira quien esta sentado aquí o tumbado allá, quiere café porque piensa que es la hora de la merienda…
Todo un torbellino que necesita actividad e interrumpe el descanso de quienes por la mañana se levantaron temprano y trabajaron. Lo sorprendente es que a la vecina que también sufre de Alzheimer le ocurre exactamente lo mismo. ¿Qué pasa en la sobremesa? ¿Es éste un síntoma más de la enfermedad?

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