jueves, 12 de abril de 2012

No ando, ¿porque no puedo o porque no quiero?


Hace más de una semana que no anda. Incluso a veces cuando intentamos que sólo se mantenga de pie, le fallan las piernas y no puede. En un principio pensamos que le estaban afectando las lluvias y el mal tiempo. Luego que estaba un poco desubicada con la rotura de la monotonía debido a la Semana Santa. Después que quizás la enfermedad hubiera avanzado y no volvería a caminar. Pero ahora todo son dudas.
El inicio de esa sospecha comenzó cuando un día mientras todos estábamos haciendo cosas en distintas partes de la casa ella se puso de pie en el salón sola, sin ayuda. Otro día estaba con la idea de ir a misa y le dijimos que no podía ir porque no andaba así que se levantó y fue al baño a peinarse para ir a la iglesia. Eso sí, cuando regresó al salón se sentó y ya no pudo moverse más. La última vez llamaron a la puerta y al escuchar que eran su hermano, su cuñada y su prima vino corriendo hasta la entrada.
Ante estas hazañas, todos nos sorprendimos porque nos cuesta la vida cambiarla del sillón a una silla para comer, llevarla a la cama o ducharla. Además, la casa tiene varios escalones para pasar de la sala de estar al comedor o a la cocina y cuando se levanta no tiene ninguna dificultad en subirlos o bajarlos.
¿De verdad no puede andar? ¿Se ha vuelto cómoda y quiere que le hagan todo? ¿La cabeza le falla a ratos incluido cuando se le olvida caminar? ¿No somos capaces de motivarla para que se levante cada día? Toda una lista de interrogantes y ninguno sin contestar porque pertenecen a los enigmas del Alzheimer.